Día 4 Marrakech ( Marruecos )
Marrakech hierve, la medina es una fiesta donde los vendedores ocupan espacios para vender plantas aromáticas y especias, carne “al aire libre”, prótesis dentales y otra infinidad de cosas inútiles, mientras las motos pasan rozando a los turistas, sospecho que les divierte muchísimo.
Las mil calles y pasadizos se cobijan con sombrajes del indolente sol que cae sobre la plaza Jamee el Fna, donde los encantadores de serpientes se alternan con puestos de naranjadas y con un hombre que dibuja con sol estampas tradicionales del desierto… Hay vida por todas partes¡ y entre “Allah u akbar" y “amigo vendo barato” se llena el camino de sonidos propios de este lugar.
La alegría de las mujeres y de los niños de este hotel es contagiosa, son la felicidad concentrada: “Guapo, guapo, guapo” me grita la mujer mientras toma la mano de su marido y muriéndose de risa, “gracias, gracias, gracias” contesto ruborizado, “ de nada, de nada, de nada” … y mientras salgo por la puerta la alegría nos embarga.
Los planes siempre son una excelente pérdida de tiempo y mi amada Menara al atardecer era el plan para esta tarde, pero tras caminar una avenida de kilómetros: “ lo siento amigo está cerrada” me ha soltado, mientras cortaba mi paso con la mano en alto el portero, era la hora perfecta para ver uno de los atardeceres más bellos que recuerdo.
Al volver, en este parque habían muchos hombres jóvenes corriendo muy rápido, y delante de ellos, una niña corría más rápido aún, me ha faltado muy poco para salir corriendo y animarla¡¡¡
Sonrío y digo “SI” y a continuación se abren las puertas.
@Gus_africa
