Entrevista a Cristóbal Hara en FullFrame

Esta es bastante mejor entrevista, aunque sea más corta. O eso me parece,
De todos modos Cristóbal siempre repite sus mantras: aburrimiento del blanco y negro, incapacidad de seguir por ahí, cambio al color, la perspectiva del viajero ilustrado decimonónico sobre una cultura atrasada, lo difícil que es obtener 'resonancia' en un país como España, lo perfecta y aburrida que es la fotografía de HCB... Interesante porque él fue apadrinado por el gran fotógrafo francés. Asesinó al padre (algo imprescindible para los creadores) y sigue pinzado en ello, lo que significa que sigue dudando acerca del hecho.

Por suerte para todos hay un Cristóbal Hara que está más allá de ese discurso, que fue un gran fotógrafo en monocromo, de una calidad e intensidad muy poco frecuentes, que ha encontrado lo que él llama 'su' camino en el color y en la 'descomposición' de la fotografía canónica (como Nan Goldin, por ejemplo, lo encontró en el relato estrictamente auto-biográfico o Mary Ellen Mark en el estallido de formatos y géneros desde la aparente ortodoxia formal, Koudelka en la intensidad casi agónica de sus imágenes, etc).

Y luego está la persona. Un ser humano de primera, absoluta y sinceramente comprometido con lo que hace, y que siempre ha puesto la ética y la decencia personal por encima de todo.

En lo que acierta plenamente Cristóbal es que la fotografía está cambiando por completo y haciendo desaparecer al fotógrafo –en el sentido que lo hemos conocido hasta ahora– engullido por la marea de móviles y cámaras inteligentes.
No estoy de acuerdo con él en que las fotos de Abu Grahib tomadas por carceleros norteamericanos sean los iconos de la Guerra de Irak. Hay fotos hechas por fotoperiodistas mucho más 'resonantes' y que, seguramente, mantendrán vigencia histórica.

Pasamos de un tiempo en el que sólo los fotógrafos profesionales podían documentar la realidad a otro en el que cualquier imagen tomada por alguien con un teléfono puede ser 'la foto' de un determinado hecho. Eso sí que es nuevo y una verdadera revolución.

Y siempre la pregunta: ¿Es más importante la fotografía como expresión artística personal que como documento social? En cualquier caso eso es lo que subyace en el fondo de la cuestión. Para Cristóbal resulta evidente –pues habla de 'lenguaje' con insistencia y eso es, paradójicamente muy bressoniano– que el fotógrafo es un artista y se justifica desde ese lugar. Lo encuentro muy respetable pero lo que yo valoro en la fotografía de Hara no es precisamente el esteticismo huero de un Haas y asociados.

Qué voy a decir yo de Cristóbal salvo que es uno de los mejores fotógrafos vivos, del mundo. Pero no comparto su visión acerca de la calidad de su trabajo en monocromo, que conozco muy bien por haberla vivido en directo, (contactos, pruebas, descartes... la cocina del fotógrafo, lo que no se enseña). Sus imágenes, si bien con evidentes deudas en un chaval veinteañero con los maestros Magnum-Life, siempre tuvo una intensidad que lo distanció de los tópicos. De hecho él no hubiera podido hacer el triple salto mortal que hizo pasando al color sin haber ido más allá de los tics habituales del género (en los que otros todavía están y reciben aplauso por ello). Koldo también 'estalló' el estilo Magnum-Life por su propio camino pero ya sabemos que, en su caso, la tragedia personal impidió el 'momento dulce' que ahora –merecidamente– vive Cristóbal.

Aquí hubo grandes fotógrafos antes de la Cover, aunque los de mi generación pensáramos que no por desconocimiento inicial. La mala chamba es que llegaron los 'movidos' con sus chorraditas y repitiendo –estos sí– los tópicos de otros países consiguieron hacer creer al personal que eran 'lo homologable' pues es cierto que, en cada país, hay cien como cualquiera de ellos.

Yo tengo mi propia versión de por qué Hara sigue enganchado con el 'asesinato del padre' pero no es el lugar de escribir sobre ello. Es una persona muy grande de espíritu, muy noble y también muy tozudo. Esa tozudez le ha dado una inmensa fuerza interior para tirar adelante contra viento y marea, machacarse la espalda y las articulaciones y llevar una vida monacal, entre foto y foto, labrando el huerto de su casa en un pequeño pueblo conquense, frío y seco.

Las palabras de Cristóbal, esté de acuerdo o no con ellas (las diferencias en opinión jamás nos impidieron mantener una amistad que ya va a cumplir medio siglo), las oigo con mucho respeto porque provienen de quien predica pero da trigo. Lo demás: opiniones del público.