Santiago: Por ejemplo el último... después de unos meses menos de campo, por la publicación de un libro y montaje de exposición, por fin tocaba salir a la calle. La ocasión: día de los difuntos en Guatemala, donde la gente pasa el día en el cementerio, jugando, volando cometas y compartiendo con los que no están. Llego temprano, sin saber muy bien que voy a encontrar y me siento a ver pasar la gente, saludando, compartiendo con ellos. Parte de mi trabajo es comprender lo que voy a fotografiar, sin ese acercamiento no podría obtener mis imágenes. Paso horas sin sacar la cámara de mi pequeña bolsa, en algún momento que creo que ya me han visto demasiado tomo mi Leica con su 24 montado y empiezo a pasear, en este momento ya se que quiero, mas o menos, ya he estado mirando y viendo distintos encuadres, luces, sombras , decorados.... Me acerco a la gente y ,casi siempre sin palabras ,pido permiso, pocas veces me lo niegan. El permiso me lo dan desde el momento que saben que estoy allá y no se muestran reticentes a ser fotografiados. A partir de ahí me muevo tranquilo. Ultimamente casi todas mis imágenes están hechas con gran angular, lo que implica que si quieres un primer plano incluso uno abierto, tienes que estar muy cerca de la gente, con el 24 incluso el 16mm o 18mm, te obliga a estar ahí, bien cerca, sería imposible sin el consentimiento de ellos. Entonces en mi mente voy creando imágenes, situaciones ideales, que si se dan, al tenerlas visualizadas no hay que reflexionar mucho, la haces, la captas. No soy yo de hacer muchas imágenes y ni siquiera ver que va saliendo, viniendo del análogo, donde uno sabía y sabe, que ha captado, son una serie de detalles técnicos, decisiones rápidas. Creo que para mí, lo que define mis fotos o mi modo de hacerlas es la paciencia. Veo entrar en el cementerio a una señora mayor, la sigo con la mirada, la veo moverse, cruzamos miradas, se que la quiero fotografiar, lo demás es cuestión de paciencia, de que se de una situación, una postura una mirada y estar listo para captarla. Paso mucho tiempo en el lugar, para conocer bien el entorno. A este cementerio por ejemplo, llevo yendo el día de los difuntos los últimos seis años. Acabo agotado, ya que son horas de no dejar de mirar, cada segundo pendiente, en este caso del aire, las nubes, el sol, las figuras. Así que normalmente de regreso al hogar, dejo descansar mi vista y la Leica. En algún momento creo estar preparado para visualizarlas... ya sabes que tienes dos o tres fotos decentes, sabes cuales son. y ya estás pensando en la próxima salida, proyecto, aventura.